El presente año ha traído retos para todos no calculados, el COVID 19 ha alterado los patrones de suministro y consumo de café, estos involucraron una compra anticipada de café cuando comenzó la pandemia por parte de las grandes empresas industrializadoras, seguidas de un escaso movimiento posterior para falta de demanda, contenedores y en general movimiento comercial mundial.
En los países productores hay problemas para mover la cosecha 2019-2020 a los mercados consumidores y las cosechas comienzan a saturar los almacenes en países productores, a su vez el precio repunta algunos días, pero el exceso de oferta y bajo consumo no permite la consolidación de un precio razonable.
Desde la creación de SHB Caffé hace veinte años, los productores de café se levantan observando las pantallas de precios internacionales del café con la esperanza de que estos se mantenga por encima de los costos de producción, este hecho es cada vez más aislado pues a pesar de que la producción se encontraba en casi balance con el consumo, existe un excedente de café almacenado que no puede ser colocado y esto mantiene los precios bajos en el mercado internacional, sumado a la crisis mundial provocada por la pandemia.
Un titulo llamativo
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La visión del productor es la de especialización, desarrollo de un monocultivo, después de ver el fracaso de la Organización Internacional del Café por mantener los precios por encima de los costos de producción y el rompimiento del mercado de cuotas de producción y consumo hace mas de 25 años, los grandes productores en Latinoamérica están desapareciendo y los pequeños, cada día están mas marginados y limitados con un negocio donde la rentabilidad solo es una promesa.
El modelo de comercialización del café es altamente dependiente y controlado por los países consumidores, los importadores, las empresas transnacionales y es sumamente rentable y provechoso para ellos, eso me lleva a pensar que no cambiará la situación de los productores en el plazo corto.
Sin embargo, las zonas cafetaleras del mundo podrían ser mas prosperas con otra visión de vida, primero el bienestar de la comunidad y la región, después producir y vender café; si es correcto, en ese orden. Se puede si, es fácil no, pero es mejor comenzar pronto; se requiere de mucha información mas que de dinero, esa es la parte complicada, entenderla e interpretar esa información.
La primera prioridad que considerar para los pequeños productores es comer bien, es la necesidad más básica y frecuentemente no satisfecha.
Las zonas cafetaleras tienen generalmente una buena disponibilidad de agua, esto es lo básico para pensar en la alimentación, lo segundo es una agricultura de autosuficiencia con calidad y sustentabilidad; para ello puede destinarse un área para la producción de frutas, hortalizas inclusive carne y huevo para la alimentación familiar 1,000 metros cuadrados son suficientes para ello incluyendo áreas para almacenar agua en caso requerido, para una familia de 4 adultos, el resto podrá utilizarse para cultivar café y otras cosas para venta o inclusive y mejor aún, el intercambio local.
Cuando una comunidad aislada come bien, puede pensar en el siguiente nivel de necesidad, casa y vestido aquí se requieren ingresos para eso son los magros ingresos de cultivar café, una zona que consume alimentos locales, mantiene el interés por cultivar de manera diversa, disminuyen las enfermedades y también la delincuencia, ahora puede pensarse en la segunda etapa, el cafetal.
Los criterios de cultivo deben cambiar; nos han acostumbrado a que es necesario y vital nutrir directamente a la planta y prevenir todo tipo de enfermedades, suena lógico pero no lo es tanto, un suelo en buen estado (con los minerales básicos, neutralidad entre acido y alcalino, no compactado, favorece el crecimiento de micro organismos benéficos para todo el entorno; si se combina con los cultivos adecuados se puede ir mejorando las características de esos suelos ya que el agua no suele ser un problema en la mayoría de los cafetales; estas bacterias y cultivos de acompañamiento al café proporcionan nitrógeno, minerales, humedad y frenan la erosión con esto la necesidad de materias primas agrícolas puede literalmente eliminarse.
Las plantas que tienen lo necesario para comer, suelen desarrollarse bien y a semejanza nuestra son mas vigorosas y con mas salud; el ataque de plagas e insectos moderado no es dañino para ellas, (tampoco para una persona sana) porque estimula en sistema inmunitario y las sustancias que lo estimulan suelen aportar sabor a la semilla resultante; esta es una de las razones de porque la comida orgánica tiene frecuentemente mejor sabor ya que generalmente es atacada por patógenos pero tiene buenos mecanismos de defensa.
Lo que requiere los cafetales sustentables es mucho cuidado, planeación, conocimiento y mano de obra, pero al no ser tan intensiva por el manejo de sombra, produce una mejor calidad y limita la oferta; a la vez convierte a los productores en personas mucho menos dependientes del cultivo por tener asegurado el sustento al grado de poder convertir el café dañado o de mala calidad en material compostable.
El balance de materiales es importante, al sacar café verde a la venta y comer del huerto el terreno pierde materiales, nitrógeno, carbono, minerales y agua pero todos ellos pueden producirse de manera gratuita; las bacterias y materia orgánica en descomposición proveniente de las leguminosas contribuyen a la fijación de nitrógeno atmosférico en los nódulos de las raíces de las leguminosas donde se desarrollan estas bacterias.
Arboles de leguminosas y otros arboles llevan a la superficie minerales a través de la absorción de raíces profundas y estos son depositados en la superficie al tirar sus hojas, a la vez mantienen fresco el cultivo, evitan la erosión, crean microclimas y fomentan la recuperación de la fauna, especialmente algunas aves, mientras que los carbohidratos y lípidos son sintetizados en las partes verdes de las plantas a partir de la luz solar, misma que necesita ser regulada por arboles de sombra para no tener producciones excesivas y agotar las plantas y el suelo mismo; lo complejo es entender y balancear este entorno, pero es un tema educacional mas que de inversión.
Un cafetal bien gestionado produce café de gran calidad que puede comercializarse aun en el mercado no especializado de manera competitiva porque buena parte de los costos de producción pueden reducirse si no se requieren fertilizantes y pesticidas; solo tienen los costos de mano de obra, y dada su calidad siempre será preferido.
También puede colocarse en mercados diferenciados ya que una baja producción puede consumirse por pocos clientes especialmente dentro del mismo país, esta es una tendencia en los mercados productores.
Este cambio de visión permite a los cafeticultores mayor nutrición, salud y disfrute de la vida al reducir la dependencia del exterior de sus comunidades.
El modelo no es teórico ya ha sido probado por cinco años con éxito, cabe ahora trabajar en adecuaciones a la planeación, gestión y operación, pero esta demostrado que funciona al menos para los pequeños productores (hasta 20 has)
La preparación y formación de profesionales en campos de la bioquímica, agronomía, nutrición y alimentos resulta indispensable para poder generar y transmitir este conocimiento.