España es un gran país para el café, su consumo es intermedio comparado con el consumo Escandinavo alrededor de 4 kg al año per cápita el café, se vende en restaurantes, bares, cafeterías y hornos de pan; son grandes consumidores de café espresso y cortado, además de café con leche y más recientemente cold brew; sin embargo, existe poco énfasis y detalle por lograr ofertar un buen producto; el café es pues visto como algo no diferenciado, de rápida preparación, al que hay que invertir nulo tiempo en la preparación y en la capacitación porque existe nula lealtad a las marcas.
Yo lo veo desde un punto de vista mas positivo, el café es un sitio de oportunidades donde nadie quiere voltear a ver; algunas cadenas venden café a precios sensiblemente mas elevados que el resto de los establecimientos con éxito, han aparecido sin mucho ruido y han comenzado a quitarle clientes a los establecimientos españoles; algunos dirán que no es algo generalizado, tienen razón por ahora.
Y es que el café no es solamente una bebida estimulante que por ahora pudiera ser la principal razón de su consumo, es cuando esta preparada convenientemente, una grata experiencia sensorial.
Al café se le exige lo que ningún otro platillo en España, que el proveedor ponga el equipo, que lo calibre, que lo repare, que se prepare y sirva rápidamente, que lo prepare cualquiera y que cueste a precio de ingrediente, no imagino una paella cocinada con soplete rápidamente que el proveedor de arroz suministre la paellera y el soplete, se sirva en tres minutos sin importar el sabor y que su relación en precio sea comparado con un kilo de arroz crudo. Esto es lo que han logrado con la comercialización del café y además nos dicen a nadie le importa.
Si esto fuera cierto no habría café de 7 euros los 250 gramos en los supermercados pues sabemos que los productos vendidos basan su espacio en rentabilidad por metro cuadrado; tampoco existirían estas cadenas que surgen que no son del gusto español vendiendo al triple del precio que los establecimientos españoles sin hacer tanto ruido, ni los incipientes intentos de evangelización con cafés filtrados de alta acidez como un irremediable efecto de la globalización.
Para mi no se exige un mejor café porque prácticamente no los hay en el mercado y por esa misma razón no se conocen.
Quizá deberíamos enfocarnos en entender que al Español no especialista, le gustan las bebidas de café fuertes, estimulantes con cuerpo y permanencia en boca y brindar ese primer paso, sin astringencia, o excesivo amargor, pero tampoco sin sabores extremadamente ácidos o agrios, algo que fomente tomarse “otro café adicional a lo largo del día” de la manera que les guste a los españoles y abrirlos paulatinamente sobre esta línea de aprender a discernir que es lo que les gusta, como lo hacen cuando comen una paella y ponerlo cerca de su alcance con estrategias fáciles de entrega.
En mi opinión a partir de calculo de costes solo es cuestión de innovar, pues lo operarios son los mismos solo que nadie esta calificado, pero todos cobran; también el café no necesariamente es mas caro y si que puede generar ingresos adicionales y una lealtad aun no desarrollada; si bien no es fácil porque los costos de personal y servicio están bien justificados, los ingresos por la venta de café quizá puedan desarrollarse mucho mas.
Aprovechar las condiciones del mercado fue lo que permitió a
Starbucks ser la empresa que actualmente es, su entorno cuando inicio
era totalmente adverso, por la aparición del café instantáneo que en ese
entonces estaba correctamente justificado.
Aun hoy, el consumo de
instantáneo supera al café especial lo que quiera que eso signifique,
pero nadie duda de los márgenes de utilidad en la manera de
comercializarlo.
Considero que el mercado español este preparado ya para conocer un buen café espresso a un precio razonable, esto es especialmente cierto en las grandes ciudades turísticas donde existe ya un consumidor habitual a estas bebidas.